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Fig. 2.2.3-1. En la página siguiente, desarrollo de los dientes. La odontogénesis comprende el brote,
la morfogénesis, la histogénesis epitelial y la citodiferenciación de los dientes [29]. a El desarrollo
comienza como un engrosamiento local («placoda») del epitelio bucal (la lámina dental), que poste-
riormente forma una yema alrededor de la cual se condensan las células mesenquimatosas. Los expe-
rimentos clásicos de recombinación de tejidos que emplean piel embrionaria obtenida de diferentes
partes del cuerpo de ratones y pollos, revelan que señales iniciales que surgen en el mesénquima
(dermis) provocan la formación de las placodas. Desde un punto de vista molecular, una compleja
red de mecanismos integradores de señalización media los procesos reguladores en cada estadio de
la odontogénesis. b Durante la morfogénesis, se transforma en una estructura en forma de casquete
que rodea las células mesenquimatosas de la papila dental, las cuales más tarde dan origen a los
odontoblastos y a la pulpa dental. c Las características morfológicas de la corona dental se establecen
durante la fase de campana, cuando las cúspides de los dientes se desarrollan como resultado del ple-
gamiento de la zona de unión entre el mesénquima y el epitelio. Durante la odontogénesis, la yema
dental bastante homogénea da lugar al órgano formador de esmalte más complejo. d Este complejo
proceso se caracteriza por el crecimiento e histogénesis del retículo estrellado, el estrato intermedio,
los epitelios dentales interno y externo, y también por la diferenciación terminal de los ameloblastos.
e Los ameloblastos se diferencian del epitelio dental interno y comienzan la secreción de la matriz
de esmalte, después de que los odontoblastos subyacentes depositan una capa de predentina. f-h
Después de haber secretado el espesor total de esmalte, los ameloblastos cambian su estructura y
función y se convierten en los denominados ameloblastos de la fase de maduración, que regulan la
composición mineral de la matriz de esmalte como tejido epitelial mineralizado. Este epitelio que
produce esmalte es único en el sentido de que las células epiteliales invierten su polaridad cuando se
diferencian en ameloblastos secretores: el polo celular que originalmente era basal, o sea, orientado
hacia la membrana basal (MB), pasa a ser apical funcionalmente y se encuentra en adelante en el
lugar donde ocurren los procesos secretores implicados en el depósito del esmalte. Antes o de forma
simultánea a esta reorganización en la fase preameloblástica, la MB original se degrada y aparece
una matriz extracelular (MEC) semejante a la MB, en el lado opuesto de las células, entre los ame-
loblastos y el estrato intermedio (MB apical), que se hace funcionalmente basal. Es posible que esta
recién formada MEC presente en los ameloblastos de la fase secretora sea necesaria para mantener la
inversión de la polaridad de los ameloblastos secretores, y sirva para anclar la organización inversa de
la estructura celular en esta fase. Más tarde, durante la maduración del esmalte, la MB desaparece y
los ameloblastos regeneran una MB en la supercie del esmalte; entonces la polaridad secretora de
las células se invierte de nuevo (modicado de Piesco NP, Avery JK (2001) Development of teeth:
crown formation. En: Avery JK (ed) Oral development and histology. Georg ieme, Stuttgart [21])
ticidad durante la morfogénesis de los dientes, y también en la estabilización, en períodos
posteriores, de la histogénesis epitelial [5, 12, 13, 27, 37]. En Internet se puede acceder a
un registro exhaustivo sobre la expresión cronológica y dinámica de los componentes de la
ZMB durante la odontogénesis humana, coordinado por el Developmental Biology Re-
search Program de la Universidad de Helsinki [http://bite-it.Helsinki.fi].
Los aumentos de la actividad mitótica parecen estar asociados a una disminución de las
uniones adherentes (adherens junctions) en las mismas fases del desarrollo, lo que inuye en
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